Devocional viernes 24 de enero de 2025.
El primer sacrificio por el pecado.
Buenos días. Les saluda el pastor David Aranda en este viernes 24 de enero de 2025. El día de hoy estaremos meditando en el pasaje de Génesis 3:20-21.
El castigo final que Dios anunció por el pecado de Adán fue que su cuerpo, en el cual el Creador había soplado aliento de vida, un día regresaría al mismo material del cual había sido hecho originalmente. ¡Qué mensaje tan devastador escuchó Adán! “¡Del polvo saliste; y al polvo volverás!” En este anuncio solemne de Dios vemos por qué las personas tienen tanto miedo de morir. La muerte es algo que nunca debió haber ocurrido, algo totalmente anormal; es una intromisión violenta en el plan de Dios.
El Dios fiel se apareció a Adán y Eva en una admirable muestra de su misericordia. No sólo les reveló su falta, sino que también les anunció su gran plan de amor para liberarlos de su pecado, y les asignó la disciplina apropiada a cada uno. ¿Cómo respondieron ellos?
Adán le dio a su esposa un nombre que significa “viviente” o “vida”. Puesto que Eva iba a ser en realidad la madre de todos los seres humanos, también sería un descendiente de ella que restauraría la vida por completo. Nuestro Señor Jesucristo.
Antes de que Adán y Eva salieran del huerto, el Señor se mostró misericordioso una vez más. Les hizo “túnicas de pieles, y los vistió” (3:21). Las pieles, obtenidas por el derramamiento de la sangre de animales, fueron provistas para la restauración de su comunión con Dios y mostrando como a través del sacrificio de un animalito inocente iba a servir para cubrir el pecado cometido por ellos. Esto nos deja ver, cómo desde el principio, Dios ya tenía planeado un sacrificio para perdón de pecados, pero a diferencia del de Adán y Eva, vendría un sacrificio que se haría una sola vez y para siempre, el de nuestro Señor Jesucristo (Hebreos 9:22-26).
Oremos: Gracias te doy Padre Santo y bueno, porque, así como fue necesario un sacrificio en el Huerto del Edén para cubrir el pecado de Adán y Eva y reestablecer esa comunión contigo, así mismo fue necesario que tu hijo muriera en una cruz para perdón de pecados y darme vida eterna y no sólo a mí, sino a todo aquél que cree en Él. Ahora, ayúdame a que el día de hoy me comporte dando testimonio como lo que soy, un hijo tuyo, redimido por la sangre preciosa de tu hijo Jesucristo, ayúdame a vivir portando dignamente el nombre de Cristo, dando testimonio de que Él vive y reina en mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.
Comments