Devocional jueves 23 de enero 2025.
Buenos días. Les saluda el pastor David Aranda en este jueves 23 de enero de 2025. El día de hoy estaremos meditando en el pasaje de Génesis 3:15-19.
Dios provee el medio de salvación.
Hay preguntas que muchas veces nos cuesta trabajo contestar: ¿Por qué existe la maldad en el mundo? ¿Por qué tanta inseguridad y violencia en nuestro derredor? ¿Por qué la gente muere de cáncer? Desde luego que Dios no concibió esta forma de vida en la tierra.
Esta maldad empezó cuando uno de los ángeles de Dios se rebeló contra el Creador y como consecuencia de esta rebelión una tercera parte de los ángeles del cielo fueron expulsados de la presencia de Dios fue también se revelaron en contra del Creador. Este ángel malvado comprendió que era incapaz de hacerle daño a Dios y mostró la mentalidad de un terrorista al tomar rehenes inocentes. Génesis 3 narra la historia trágica de cómo este ángel caído logró apartar de Dios a los hijos que el Creador había formado.
La serpiente le dijo a la mujer: “¿Conque Dios os ha dicho?” ¿Quién está hablando aquí? Por supuesto que satanás. El Señor Jesús identificó la fuerza demoníaca en la serpiente cuando les dijo a sus opositores judíos: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo… Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él… pues es mentiroso y padre de mentira” (Juan 8:44). Apocalipsis 12:9 y 20:2, también llaman a Satanás “la serpiente antigua”.
Satanás se disfraza de ángel de luz para hacer de las suyas. Fingió estar interesado en el bienestar de Eva. El diablo no le dijo (como tampoco nos lo dice a nosotros): “Ven, te voy a enseñar a pecar”. Lo que sí dice es: “Déjame ayudarte para que tu vida sea más feliz y emocionante. ¿Por qué habría de poner esta hermosa fruta en el árbol, (algo tan delicioso y agradable a tu carne) si se supone que no puedes comerla?
Eva debió haber rechazado inmediatamente la insinuación de satanás de que Dios no era fiel a sus hijos. Esta conversación le iba a salir muy cara a Eva; terminaría pagando un precio muy alto por ella.
Esta es la mentira que uso Satanás: “Realmente Dios y su voluntad no son buenos. Él sabe que cuando ustedes coman del fruto serán iguales a él, y él no quiere eso.”
Satanás sembró dos semillas venenosas en el corazón de Eva: en primer lugar, la persuadió de no tomar a Dios en serio; en segundo lugar, hizo que dudara de la misma palabra de Dios.
Mientras se pronunciaba la maldición de Dios sobre la serpiente (vv. 14–15), la referencia apunta claramente a la venida de Uno que vencería a la serpiente. El versículo 15 es identificado como la primera predicación del evangelio en el sentido de “buena noticia” que apunta a la venida de Cristo.
El golpe de su talón se refiere a los sufrimientos de Cristo, que no fueron más que el preludio de su victoria y resurrección definitivas (Gn 3:15). El golpe en la cabeza de la serpiente, sin embargo, fue claramente una herida mortal y, por tanto, profética de la derrota final de Satanás. El apóstol Pablo identifica a esta simiente como Cristo en Gálatas 3. Esto nos enseña que desde el principio Jesús fue el medio de salvación, identificado como La Simiente. Siglos después, Jesús vino a morir en la cruz del calvario por tu pecado y por el mío, resucitó con poder y gloria derrotando a Satanás en esa cruz. El enemigo pensó que lo había derrotado al verlo crucificado, pero sólo lo hirió en el talón, pero Jesús le a dado un golpe mortal en la cabeza y está sentenciado a muerte. Pero quiere engañarte y no quiere irse sólo al lago de fuego preparado para él y sus ángeles. No dejes que satanás te siga engañando, ven a Cristo, Él ya venció a Satanás y quiere darnos vida eterna.
Oremos: Padre Eterno y Santo, gracias Señor, porque desde la creación del mundo tu ya habías intervenido dando un medio de salvación a mi pecado. Gracias porque enviaste a tu hijo Jesucristo a morir en la cruz para darme vida y vida en abundancia. Te ruego me ayudes a identificar cuando Satanás quiere tentarme. Ayúdame a permanecer en ti para caminar en santidad. En el nombre de Jesús, Amén.
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