Devocional Miércoles 15 de enero de 2025.
Muy buenos días. Les saluda el pastor David Aranda en este miércoles 15 de enero de 2025. El día de hoy estaremos meditando en el pasaje de Génesis 2:10-14.
Empecemos con una pregunta obvia: ¿Dónde está el Edén? En el Génesis 2, el jardín del Edén tiene una ubicación específica, y no es Canaán, más tarde conocida como Israel. Más bien, el Edén está en algún lugar de Mesopotamia, entre los ríos Éufrates y Tigris (Mesopotamia significa literalmente “entre los ríos”). Mucha gente se imagina el Edén como una exuberante selva tropical, lo que parece imposible de concebir para el público antiguo. Dado que solo conocemos dos de los cuatro ríos nombrados —el Tigris y el Éufrates— y que Cus (otra región nombrada en Gn. 2) podría referirse a una zona del suroeste de Asia o del noreste de África, no se puede conocer la ubicación exacta del Edén.
El jardín estaba en algún lugar, y esto es importante para el sentido de lugar de la Biblia. De hecho, cuando el antiguo padre de la iglesia Orígenes intentó espiritualizar el significado del Jardín del Edén, otro líder de la iglesia llamado Jerónimo lo denunció por disminuir la importancia de que el Edén fuera un lugar real en la Tierra.
Más adelante, en el Génesis, veremos a Abraham salir de Mesopotamia. Además, Dios le promete una tierra que incluye tanto Egipto como Mesopotamia. Esta promesa de la tierra —de establecerse en ella y ser exiliado de ella— impulsa gran parte de la historia de Israel durante el resto del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Desde el principio, este relato de la creación local en Génesis 2 se asegura de situarnos en la tierra y en un mapa.
Para apreciar esta descripción del huerto que Dios preparó como hogar para sus primeros hijos, hay que recordar que Moisés escribió este libro para los hebreos que vivían en una parte del mundo en la que hay gran escasez de agua. Un manantial, que al parecer brotaba de una fuente subterránea del huerto, se extendía por la orilla del huerto y se dividía en cuatro ríos, proporcionando un gran suministro de agua para toda el área.
Moisés establece una conexión entre los cuatro ríos y otros muy conocidos de su época. Es muy probable que Havila fuera la costa de Arabia; Cus está al sur de Egipto, quizás lo que hoy es Sudán. Sin embargo, como el gran diluvio cambió la faz de la tierra, los detalles geográficos que tenemos en estos versículos no se pueden usar para precisar con exactitud la ubicación del huerto del Edén. El nombre de los otros dos ríos, Pisón y Gibón, en hebreo sugiere un significado de “manantial”. Años más tarde, los textos proféticos presentan la imagen de un poderoso rio que fluye del templo, Ezequiel 47, donde cada uno de nosotros entendemos que Jesús vino a ser el nuevo templo que promete el agua de vida a quienes crean en él.
Oremos: Padre celestial, en esta mañana te agradezco por que tu eres el manantial de vida que alimenta mi alma. El mundo y la ciencia desconocen el lugar exacto del Edén, pero el mundo no puede entender que ahora el Edén está aquí en nuestro corazón. Porque tu habitas aquí conmigo Señor. Gracias Señor Jesucristo porque ser el manantial de vida del que brotan aguas que fluirán por la eternidad.
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