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Devocional 14 de febrero Génesis 11:1-9


14 de febrero

Devocional viernes 14 de febrero de 2025.

Buenos días. Les saluda el pastor David Aranda en este viernes 14 de febrero de 2025.

El día de hoy estaremos meditando en el pasaje de Génesis 11:1-9.


Los descendientes de Noé “Hallaron una llanura en la tierra de Sinar y se establecieron allí.”

Y dijeron: “Edifiquémonos una ciudad”, es decir, un lugar fortificado. Los materiales que escogieron para la construcción también indican que esta colonización tenía el propósito de ser permanente. En vez de arcilla secada al sol o piedra, escogieron para su construcción ladrillo cocido al fuego. Y vea el propósito de su construcción: “Y hagámonos un nombre”.

“¡Gloria al hombre en las alturas!”, que es lo contrario del propósito de Dios para nosotros. Es rechazar su objetivo para nuestra vida y substituirlo por uno nuestro. Los objetivos que los descendientes de Noé habían adoptado para vivir fueron el sustento (alimento y albergue), la seguridad y el prestigio. Satanás no tiene que convencernos para que nos postremos ante un ídolo, si tan sólo consigue hacernos ver la vida como a nosotros nos gusta.


No nos sorprende que el Señor interviniera con un juicio para detener el proyecto de construcción. Moisés nos dice que “El Señor descendió para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres”. La declaración de que el Señor “descendió” no se debe entender literalmente, como si él tuviera que viajar hasta el lugar para ver lo que los constructores estaban edificando. Sin embargo, Dios quiere enfatizar que cuando interviene con su juicio, ha evaluado cuidadosamente todos los hechos; su decisión nunca es impulsiva ni arbitraria.

Aquí, el juicio de Dios, a diferencia del tiempo del diluvio, no fue ni siquiera visible. Dios simplemente hizo algunos cambios en la mente de los constructores. Ya no podían comprender cada uno el lenguaje del otro. La ciudad que ellos habían esperado que les trajera fama se llegó a conocer como Babel (“confusión”).

La narración de Babel lleva al relato de los hijos de Noé a su fin, y termina con una nota amarga. Los descendientes de Noé se estaban alejando de su Señor. Algunos de ellos sin saberlo, pero la mayoría lo hacía a propósito.

Al llegar aquí, la pregunta sin respuesta es: ¿Cuál será la relación de Dios de aquí en adelante con esta raza humana tan desordenada y rebelde? ¿Se agotará al fin su paciencia? ¿Si la gente quería alejarse de él, finalmente tendría Dios que decir: “¡Muy bien! ¡Si tanto desean irse al infierno, adelante, sigan su camino!”? Si el Dios de gracia no hubiera intervenido una vez más, la historia de la humanidad hubiera terminado en las tinieblas del paganismo.


Nuevamente el orgullo, el deseo de sobresalir y de ser visto, es uno de los pecados que a Dios desagrada más. Le estamos quitando la gloria a Dios en lo que hacemos. Seamos humildes. Que la gloria sea dada a Dios en todo lo que hacemos. Pero no solo de dientes para afuera, sino de verdad desde nuestras acciones. No busquemos el protagonismo al realizar una actividad dentro o fuera de la iglesia. Sirvamos al Señor con un corazón contrito y humillado. Te invito a que no pienses en alguien más. Piensa en ti al leer o escuchar estas palabras.


Oremos: Padre nuestro que estás en los cielos. Santificado sea tu nombre. Tu nombre sea exaltado por siempre en el nombre de Jesús, Amén.

 
 
 

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