Devocional miércoles 12 de febrero de 2025.
Buenos días. Les saluda el pastor David Aranda en este miércoles 12 de febrero de 2025.
El día de hoy estaremos meditando en el pasaje de Génesis 9:18-29.
El relato de Noé (6:9–9:29) termina con una nota triste. Noé, un piadoso y maduro hijo de Dios, tropezó y cayó en pecado. Con impasible honestidad, la Biblia no trata de ocultar la debilidad pecaminosa de los héroes de la fe. Es necesario que recordemos que no fueron hombres libres de pecado y perfectos, sino hombres y mujeres pecadores que, como nosotros, vivieron por fe en el perdón de Dios.
Noé aparentemente había sido agricultor antes del diluvio y ahora se había reintegrado a su trabajo. Dios bendijo sus esfuerzos y logró cosechar de su viña. Entonces Noé convirtió algo de esa cosecha en vino, también un regalo de Dios. Sin embargo, él abusó de ese regalo, bebiendo en exceso y en su borrachera, deshonró a Dios.
Entre los hijos de Noé, como entre los hijos de Adán, había diferencias de actitud y de espíritu entre los hermanos. Cam vio la desnudez de su padre y se lo dijo a sus hermanos. Cam parecía gozarse mirando la vergüenza de su padre y pensó que a sus hermanos les gustaría divertirse también. Sin embargo, Sem y Jafet caritativamente cubrieron el pecado de su padre.
Noé no sólo volvió a la sobriedad, sino que arrepentido y con fe acudió al Señor a quien había ofendido. Proclamó una de las predicciones más notables que se pueden encontrar en las Escrituras. Predijo lo que el futuro depararía a cada uno de sus tres hijos y sus descendientes.
“Maldito sea Canaán.” Noé previó que la sensualidad obscena, la tendencia hacia la inmoralidad que su hijo Cam había demostrado, se iba a desarrollar más abiertamente en Canaán, uno de los cuatro hijos de Cam. Canaán fue el antepasado de la parte de la familia de Cam que ocupó la tierra prometida antes que los israelitas la conquistaran y la ocuparan. Dondequiera que encontramos la cultura cananea, notamos que su característica más notable fue la depravación moral. La historia indica que, en los siglos venideros, los cananeos fueron esclavizados tanto por sus parientes camitas, como también por los semitas y los jafitas.
Noé se dirige ahora al tercero de sus hijos: “Engrandezca Dios a Jafet, y habite en las tiendas de Sem”. Noé mencionó primero una bendición terrenal que iban a disfrutar los descendientes de Jafet. Tendrá numerosos descendientes. Sin embargo, las mejores bendiciones que predijo para los jafitas no fueron terrenales, ni físicas, sino las bendiciones espirituales que iba a gozar. Vivirán en “las tiendas de Sem”, compartiendo la herencia bendita que se le dio a Sem, de quien vendría el Mesías y Salvador de la humanidad, nuestro Señor Jesucristo. Noé profetizó que los gentiles compartirían todas las bendiciones que Cristo traería.
El relato de Noé termina con la breve nota de que Noé, santo y pecador, vivió una larga vida llena de acontecimientos y murió a los 950 años.
Oremos. Bendito Dios y Padre celestial, grande y misericordioso Señor, lento para la ira y grande en misericordia. Vengo delante de ti Señor humillado, reconociendo tu amor y tu poder, reconociendo mi pecado y mi necesidad de ti. Te pido perdón Señor por mis pecados, crea en mí un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. Enséñame, Señor a tener siempre esta actitud que tuvo Noé, venir a ti a confesar mis pecados, así como lo hago esta mañana. Toma mi confesión Señor, y transforma mi vida en el nombre de Jesús, Amén.
Comments