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Devocional 11 de febrero Génesis 8:13-22, 9:1-17. El Pacto de Dios con Noé.


11 de febrero


Devocional martes 11 de febrero de 2025.

Buenos días. Les saluda el pastor David Aranda en este martes 11 de febrero de 2025.

El día de hoy estaremos meditando en el pasaje de Génesis 8:20-22 y 9:1-17


El gran diluvio había terminado, los animales se empezaron a dispersar, y Noé y su familia estaban ansiosos de seguir su vida normal. Pero había algo que Noé quería hacer primero: edificar un altar y ofrecer algunos de los animales y aves limpios como ofrenda a Dios por su salvación.

Moisés describe la ofrenda de Noé como holocausto. Dado que Moisés escribió el libro de Génesis para el pueblo de Israel, parece razonable suponer que Noé estaba expresando con su ofrenda lo que los israelitas expresaban cuando le llevaban esa ofrenda especial a Jehová.


Dios prometió que eso nunca volvería a ocurrir. Mientras la tierra exista podemos depender de la rotación regular de las estaciones, que son esenciales para nuestra existencia y nuestro bienestar. Las palabras “mientras la tierra permanezca” nos recuerdan que esta tierra no durará para siempre. Como fue para los contemporáneos de Noé, así será para nosotros en el día del juicio, el día de rendir cuentas.


Además de asegurarles con palabras que nunca más enviaría otro diluvio, Jehová les dio una señal visible, como sello de la veracidad de su promesa. “Mi arco he puesto en las nubes”. Donde quiera que aparezca el arco iris, es un recordatorio del pacto divino. Y también recuerda a todos los descendientes de Noé que Dios es fiel a sus promesas.


Este pasaje nos debe hacer reflexionar que Dios siempre cumple su palabra. Si el menciona en su palabra que, creyendo en Jesucristo, sólo en él hay salvación y vida eterna, entonces es algo real y verdadero, como lo es que, si rechazamos esa salvación tan grande, no queda más que enfrentar las llamas del infierno.


Oremos. Padre Eterno, el sello de tu promesa de vida eterna a todo aquél que cree en tu hijo Jesucristo es tu Espíritu Santo en la vida de cada creyente. Somo salvos por tu gracia y nos has dado a tu Santo Espíritu como las arras de nuestra herencia, el adelanto de esa vida que nos has promedito. Enséñame, Señor, a vivir una vida de adoración y santidad. Enséñame a que cada día pueda ofrecer mi cuerpo en sacrificio vivo, santo y agradable a ti. Que tu te agrades con casa paso que doy, con cada acto, cada palabra, cada pensamiento, en el nombre de Jesús, Amén.

 
 
 

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